En Bogotá, tres jóvenes emprendedores Santiago Puentes, Juan Manuel Agudelo y Juan Pablo Pradilla fundaron la marca Sajú están revolucionando la industria de la moda con una idea brillante y sostenible: gafas hechas a partir de materiales reciclados. Lo que comenzó como un proyecto para reducir el impacto ambiental, se ha convertido en un negocio exitoso que combina estilo, conciencia ecológica y responsabilidad social. Su historia es un ejemplo inspirador de cómo la innovación y el compromiso pueden transformar problemas globales en oportunidades de negocio.
El origen de una idea innovadora
Todo empezó cuando estos tres amigos se dieron cuenta de la cantidad de desechos plásticos que generamos diariamente. En lugar de quedarse de brazos cruzados, decidieron actuar. Investigaron, experimentaron y lograron crear un material resistente y de alta calidad a partir de plástico reciclado. Así nació su marca de gafas, que no solo es elegante, sino también amigable con el planeta. Su enfoque no solo resuelve un problema ambiental, sino que también demuestra que la sostenibilidad puede ser rentable.
Un producto que combina moda y sostenibilidad
Las gafas de este emprendimiento no son solo un accesorio, sino una declaración de principios. Cada par está diseñado con materiales 100% reciclados, lo que reduce la huella de carbono y promueve la economía circular. Además, su estilo moderno y versátil ha conquistado a un público joven y consciente, que busca marcas alineadas con sus valores.
El diseño juega un papel clave en su éxito. Las gafas no solo son ecológicas, sino que también compiten en términos de calidad y estética con marcas tradicionales. Esto ha permitido que el producto se posicione como una opción atractiva para quienes desean lucir bien mientras cuidan el planeta.
Impacto social y ambiental
Más allá de la moda, este proyecto tiene un profundo impacto social. Los emprendedores trabajan directamente con recicladores locales, brindándoles una fuente de ingresos estable y reconociendo su labor en la cadena de reciclaje. Además, por cada par de gafas vendidas, una parte de las ganancias se destina a iniciativas ambientales, como la limpieza de ríos y la reforestación.
Y creo que los tres socios tenemos esa característica de entender que esto es una maratón y que vamos a estar arriba en un momento y abajo en otro, como ya lo hemos estado. –Santiago Puentes
La historia de estos bogotanos demuestra que la creatividad, la pasión y el compromiso con la sostenibilidad pueden transformar una idea en un negocio exitoso, sirviendo como un modelo a seguir.
Este enfoque integral no solo beneficia al medio ambiente, sino que también fortalece las comunidades locales. Los fundadores han demostrado que es posible crear un negocio rentable mientras se genera un impacto positivo en la sociedad y el planeta.